martes, 19 de noviembre de 2013

El día de las 5 cebolletas.

Hoy he acudido a mi nuevo trabajo, es el segundo día que lo hago, y creo que he mejorado respecto al primero, y con eso no quiero decir que ayer lo hiciera mal, sino que estoy menos nervioso y puedo concentrarme mejor, así que cumplo mis tareas con mayor precisión y facilidad, y me puedo permitir un trozo de atención sobrante para bromear levemente, lo que mejora el humor general de mi entorno y el mío propio, así que he salido contento tirando a exultante, pero luego me he sentado en el bus y he reflexionado sobre el peligro de dejarse llevar por el optimismo, así que he decidido primero meditar un ratito para reducir el ego, y luego seguir como si tal cosa con las tareas cotidianas, y me he bajado en la parada del super.
Y como no recodaba todo lo que apunté en la lista de compra ni la encontraba, pero tengo entendido que los vegetales son sanos, me he dirigido a la frutería, que no es un lugar con mostrador, sino uno de esos es los que tomas tú mismo la fruta, la pesas y le colocas las etiqueta, donde dada mi naturaleza a menudo me siento tentado de coger una fruta cara y marcar el número de otra similar pero más barata en la báscula, aunque nunca lo hago porque me puede el temor, y he visto unos manojos de cebolletas excelentes, tersas y brillantes, y no he podido sino exclamar: ¡Qué buenas cebolletas! Luego todavía, a pesar de mis precauciones, debía estar exultante
Y el frutero estaba al lado y me ha oído. Como supondréis no es un frutero al uso que te despacha un kilo de naranjas si se lo pides, es más un reponedor que un frutero, pero aún así es majo, y como voy mucho por allí, un día le saludé, y desde entonces lo hacemos todos los días, con una sonrisa y todo.
Y como me ha oído y me conoce, pero es un vendedor al fin y al cabo, se ha dirigido a mí y me ha recomendado que cogiese las cebolletas que él había colocado en una bandeja de esas de poliuretano, porque sólo les había recortado los tallos, que estaban un poco feos, y me iban a salir más baratas.
Se lo he agradecido y he tomado una bandeja, y aquí he de añadir que el tipo es de esos delgaditos puro nervio, cuarentón como yo, y al segundo ha cogiro otra bandeja y la ha llevado a la báscula pidiendo que me aproximase y exclamando, ¡Mira, llévate esta que seguro que pesa más! Y yo, evidéntemente exultante he respondido bromeando ¡Seguro que pesa más esta! y él las ha pesado y la diferencia eran solo 5 gramos, ahora no recuerdo a favor de quién, pero sin querer he desgarrado con la uña la cubierta de film trasparente de mi bandeja, y al instante le he dicho: Me llevo esta, que la he roto, y él me ha contestado, ¡espera! y me ha pedido que me acercase a la puerta del almacén de la frutería, ha retirado completamente el plástico de la bandeja, ha añadido otra cebolleta, y yo le he dicho algo como que no hacía falta, y él le ha quitado importancia diciendo: ¡Que se note que soy de Bilbao y medio navarro! y ha vuelto a envasarlas, y luego ha añadido algo que no recuerdo, y yo le he dado las gracias y le he dicho que me marchaba antes de que me regalase una calabaza entera, de lo cual colijo que sí, evidentemente, seguía exultante.
Así que luego en casa le he explicado el asunto a mi mujer, para que no pensase al abrir el frigo que me había vuelto un adicto a las cebolletas, y ella tras escuchar toda la historia ha añadido a modo de broma que quizás el tipo fuese gay, y no lo descarto ni me importa, y luego en la cena ha dicho que las cebolletas picaban, vacilándome sobre la razón por la cual me había regalado una, pero yo no recelo del frutero, y atribuyo todo a nuestros saludos y a que seguro que mi optimismo irradiaba hacia el exterior y eso se percibe y hace el mundo mejor.

                      Y aún me huelen las manos a cebolla.

2 comentarios:

Shatik 1-3 dijo...

Interesante reflexión sobre un hecho trivial, que es de donde parten la mayor parte de las reflexiones de interés. Tres cuestiones me parece que merecen mención aquí.

1.-El comportamiento ajeno pseudo-prosocial parte de mi actitud favorable hacia la persona, que a su vez se origina en una visión optimista que tengo de la realidad, y que a su vez ello deviene de mi percepción de valía en la tarea que he hecho hoy. O sea, que si estoy contento, y agito las alas, esta mariposita que soy yo puede hacer cambios a mejor en el mundo que me rodea. Sé que suena mucho a Coelho, pero antes que viniera este señor ya sabíamos todos que nuestra actitud ante la vida nos devuelve amplificada las consecuencias. ¿Quiere decir eso que siempre tenemos que aplicar el dicho "al mal tiempo buena cara" que en algunas instancias se podría entender como un acto de no-rebeldía cuando alguien nos fastidia? No necesariamente, porque tú podrías ser un ejemplo claro de que una cosa no se debe interpretar como la ausencia de la contraria (las cebollas pueden hcaernos llorar o no). No sé si queda claro pero yo ya me entiendo.

2.-Pero la conclusión más importante que extraigo de tu post cebolletil es que los que son de Bilbao y medio navarros/as, pueden (podemos) ser buenas personas. ;-)

Shatik 1-3 dijo...

Sí, lo sé. He dicho 3 pero luego solo he hecho 2 comentarios. El tercero lo dejo a la libre imaginación del reponedor de la frutería.