jueves, 31 de marzo de 2011

Desequilibrio.

El equilibrio no crea obra artística, queridos acérrimos, y la racionalidad y las normas tampoco. Toda creación humana nace de un desequilibrio. Puede ser simplemente orgánico, índice de glucosa bajo que impele a movilizarse y obtener alimento; externo, un acontecimiento fortuito que nos obliga a reaccionar, o psíquico, algo misterioso que conmueve nuestro cerebro. No sé hasta qué punto lo psíquico puede ser considerado también orgánico y, por supuesto, están las combinaciones de varios factores, que son las que más desequilibran. Y cuanto más excitable sea un cerebro más ideas provocará ese desequilibrio. Es fácil comprobarlo alterándolo artificialmente. Se toma cualquier excitante, un simple café, y al cabo de unos minutos se obtiene un estado mental propicio para la creación. A mí , por lo menos, me ocurre.

Las normas crean normalidad y la creación artística ha de ser anormal. El artista invierte, desordena, altera, duda... el no artista ordena, cataloga, fija.
Tradicionalmente se ha dicho que la infelicidad es más productiva que la felicidad para los artistas: que en esos periodos crean más y mejor. Y es por todos conocido que muchos de ellos, una vez que alcanzan el reconocimiento y la vida acomodada ya no crean obra interesante. ¿Por qué se muestran más creativos cuando tienen más dificultades? Yo postulo que es porque la angustia de su situación los desequilibra y los coloca en ese estado de excitación que necesita la creación.

Cuando el artista se deja llevar por su instinto desequilibrado produce obras de arte sublimes que, a menudo, no pueden ser comprendidas en su época. Sólo cuando el normal, el "antiartista" las catalogue, las racionalice y las fije, podrán ser consideradas obras de arte por la masa. Las obras de arte necesitan de la sedimentación que produce la racionalidad para ser comprendidas, a veces incluso por su propio autor.
Hasta qué punto esta comprensión es una mera excusa para aceptar la nueva obra, es el verdadero quiz de la cuestión. Si yo produzco una pala para cavar, con esa utilidad tan evidente, nadie tendrá problemas para aceptarla racionalmente; pero si yo sueldo esa pala a los barrotes de una ventana y de su astil cuelgo un pollo muerto, será aceptada como arte, o como una mera burla.

No hay comentarios: