lunes, 18 de agosto de 2008

Una reentrada suave.

Queridos acérrimos: de nuevo con vosotros tras diez días de silencio.
Regreso hoy porque es para mí un día especial. Mi mujer y mi hijo han partido de vacaciones. A los que me leen, a estas alturas, esto ya les sonará: él se queda, su familia se va. Y quizá sospechen el verdadero motivo: nada me gusta tanto como estar unos días solo. Me carga las pilas; adquiero mi propio ritmo interno y vuelvo a encontrar el equilibrio. Eso son para mí las vacaciones. No necesito irme a ningún lado. (Bueno, además vivo en Donostia, ja ja ja)

También es especial porque hoy voy a empezar una actividad plenamente de mi estilo, entre friki y cronopio: Un cursillo de esgrima medieval. Realmente no sé a qué atenerme ya que no tengo mucha información al respecto. Tan sólo espero que me den una espada y me dejen hacer un poco el d'Artagnan. También espero no atravesar a nadie, porque el insomnio ha vuelto a atacarme, y mi nivel de concentración está bajo mínimos. Si ocurre algo notable lo sabréis por mí... o por la sección de sucesos.

La mayoría ya sabéis que os he seguido en la sombra, que agradezco vuestra participación en mi celebración y que aquí me tenéis pa lo que queráis.
Un abrazo.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Pues bienvenido de regreso y suertye en su curso de esgrima... No se preocupe de más, las espadas creo que traen un corcho en la punta...