jueves, 19 de febrero de 2009

Huecos de catarro

Al calor del catarro no se vive mal.
Es una atmósfera nueva;
aunque fuera llueva
te sientes caliente... las manos frías
extrañamente.
Los temblores y mocos te descolocan,
los colirios te llenan de diamantes los ojos;
es un tiempo extendido el tempo de la fiebre,
lánguido y fluido.
La infancia retorna entre escalofríos,
el zumo es estopa y tu nariz un grifo.
La manta te sobra, te faltan amigos
la calle te llama, niegan tus oídos.

Al calor del virus se aprende a esperar
se vive hacia adentro, se duerme fatal,
se mascan dolores, se sudan certezas
la espalda te habla...
y al final se aprende.
Se va como vino, se marcha el microbio
y te reincorporas.
La acera no es nueva, tus pies saben rumbos
pero, sin embargo,
te sientes esponja;
te ha dejado huecos la hiel del catarro.
Café por llenarlos, charla por llenarlos
vida a ver si llena...
En los surtidores de las cosas viejas
está la receta.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

"donde se toque la carne
internet no vale nada"

Cierto... pero en vía de mientras, se divierte uno de lo lindo...

Y como siga con los del tío de terife, me sé de alguien que le va a venir a dinamitar el blog...