Somos la prehistoria del futuro.

Quizá algún día, dentro de muchos años, cuando hayamos muerto, alguien hará arqueología de Internet, descubrirá nuestros blogs, nuestros perfiles de facebook, rastreará nuestros chats... y probablemente no entenderá nada. Querrá saber por qué alguien hablaba con una persona del otro lado del planeta sin verle la cara, sin conocerla siquiera...como a nosotros nos gustaría saber por qué aquel troglodita pintó un bisonte en una cueva, o talló ese hueso de ciervo.
Querrá saber por qué compartíamos fotos con desconocidos, por qué nos pasábamos noches en vela escribiendo gratis para otros, por qué regalábamos horas de esfuerzo de programación a los demás... como aquel Neandertal que alimentó durante años a su congénere inválido y lo enterró con ceremonia.
Querrá saber qué nos impulsaba a compartir, a discutir, a asociarnos, organizarnos y disolvernos... a comunicarnos compulsivamente... y es posible que no entienda nada.

O puede que lo entienda... puede que lo entienda, como comprendió lo que supuso la revolución neolítica, y lo recuerde como el momento en que el ser humano comenzó a pensar en común.
Puede que lo recuerde como el momento en que creamos nuestra conciencia de especie.
Y espero que pueda contárselo a alguien y sonreír.