Miras con recelo el órgano Hammond mientras esperas, pues ya te ha dado antes un par de sustos, llega la hora, y el Benjamín que sigue atronando en la playa. Se calla a las 11:03 y sale un calvo muy enérgico secundado por su banda, se planta en el borde del escenario y saluda agitando el saxo sobre su cabeza. Varios exclamamos al unísono: ¡Qué italiano!
En un par de segundos el batería, el teclista, el trompeta y Stefano se colocan en sus puestos y nos rocían con un chaparrón de notas con tal velocidad y contundencia que nos dejan pasmados. Hay que empezar con un terremoto y desde ahí hacia arriba, como decia Cecil B. DeMille.
Stefano di Batista se contorsiona durante los interminables fraseos de sus solos, cabecea, agita sus piernas e incluso se permite acrobacias como asordinar su saxo con una de sus rodillas... ¡Puro espectáculo!
Se detiene tras el segundo tema y nos chapurrea una explicación de sus temas en "Italoespagnolo" trufada de bromas, con la que termina de ganarse al púbico. Prosiguen con un par de temas más calmados en los que podemos apreciar también el virtuosismo de Fabrizio Brosso a la "tromba" y del organista Baptiste Trotignon, que además mantiene un eficacísimo bajo durante toda la actuación, y de nuevo se detienen para que Stefano explique, bromee y se coma la escena. ¡Que cachondo este tío! ¡Qué italiano!
Nuevo ataque enérgico, rítmico y apabullante, cosecha de aplausos fervorosos, saludos, bromas y agradecimiento al púbico, a la organización y a todo el orbe, y despedida afectuosa.
¡Gran actuación! ¡Grandissimo Stefano!
Por lo visto el tipo es uno de los más grandes músicos de Jazz italianos y yo no lo conocía. ¡Veis por qué hay que ir a estos festivales!
Por lo visto el tipo es uno de los más grandes músicos de Jazz italianos y yo no lo conocía. ¡Veis por qué hay que ir a estos festivales!
Ahora escribo al día siguiente porque vuelvo tarde y ¡Duermo!
ACTUALIZACIÓN: ¡Eh! Mi amiga ya me ha mandado fotos; y tiene un fotoblog, y buena mano para las imágenes; ¡Echadle un vistazo!
1 comentario:
Veo que el Jazz cura su insomnio... Tendré que probarlo algún día.
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