jueves, 8 de noviembre de 2007

Mi TDAH y yo.

Mis lectores "acérrimos" (¡Joé... es que me encanta!) sin duda recordarán un par de entradas en las que hablaba de mi trastorno. Es un asunto que no me puedo quitar de la cabeza, (pongan unas risas aquí) así que pienso tratarlo en una serie de apuntes que seguirán a este.
Si buscáis información sobre el TDAH, descubriréis que se describe principalmente como un trastorno infantil, y sólo en unos pocos medios se añade, de soslayo, que suele persistir en la vida adulta. Yo más bien diría que "en todos los casos" persiste en la vida adulta, pero uno aprende a sobrellevarlo.
También descubriréis que se describen detalladamente un gran número de síntomas que delatan la presencia del trastorno en los niños, pero que raramente se describen los síntomas que puede mostrar un adulto. Sólo se suelen referir sus efectos mas devastadores, como la tendencia a la drogadicción, la delincuencia o la exclusión social.
Pero estáis de suerte (también podéis reír aquí) porque yo, que lo vivo desde dentro, os voy a dar información de primera mano para que podáis descubrir esos síntomas en los adultos que os rodean, y así poder ejercer de psicólogos aficionados, pasión que todos llevamos dentro.

Por precisar añadiré que, de los síntomas que referiré ahora, deben estar presentes a la vez todos o casi todos, para que el diagnóstico, sin ningún valor científico, sea correcto.


-Es el amigo que invariablemente se olvida el paraguas, la bolsa o la carpeta en la cafetería.

-Es el colega al que no puedes preguntar algo si sólo tienes un par de minutos para oír la respuesta.

-Es el amigo que aún, a sus años, se come las uñas o algo más.

-Es aquel que parece tranquilo, comprensivo, y luego le saca de sus casillas que se derrame un poco del café en el platillo.

-Es el amigo con el que ya no vas al cine, porque no puede estarse callado durante la proyección.

-Es aquel que sólo habla de los planes que tiene, pero no realiza ninguno.

-Es ese amigo sensato que enloquece cuando bebe.

-Es ese amigo que prefiere no hablar de su infancia.

-El que te acompaña callado en la estación y luego empieza a contarte su viaje a Palma, justo cuando llega tu tren.

-El que se despide siempre tres o cuatro veces.

-Es ese amigo que tiene una afición rara, pero cuando le preguntas ya la ha cambiado por otra.

-Es ese colega al que no le gusta el fútbol ni los deportes de equipo.

-Es ese amigo que es brusco contestando, pero nunca te haría una putada.

-Es ese tipo que suele ser inteligente, brillante, pero nada práctico.

-Es aquella persona a la que describiríais como caótica y, sin embargo, se las apaña.


Bueno, amigos, cuando dejéis de autoexaminaros, podéis buscar estos síntomas en los demás.

Ya me contaréis...

5 comentarios:

Santiago Bergantinhos dijo...

Consuélate: tener el Síndrome de Asperger puede ser peor.

Kanif Beruna dijo...

¡Ah, no te preocupes! Si no me lo tomo siquiera en serio. Ahora que lo conozco lo controlo... pero en la infancia es chungo.

Necio Hutopo dijo...

Hiperquinesía, que dijo mi doctor cuando me diagnosticó: "No es que el niño sea hiperactivo señora; es que no puede dejar de pensar"... Con todo, si ya llegué hasta dónde llegué, creóme que no es un problema demasiado grande

Kanif Beruna dijo...

No es un gran problema, no... y curiosamente todos dibujamos.

Anónimo dijo...

Vaya, vaya Hiper-Kanif, si parece que me conoces de toda la vida. En el unico que no me he visto reflejado es en lo del cine. Para mi ir a ver un película es un acto quasi religioso. Me ponen de los nervios la gente que habla o hace ruido durante una película. Al cine se va a ver, sin molestar, lo que nos quiere contar el director.

En los otros... vamos es que me veo... COmo que a tu blog estoy pensando en llamarle "el hombre que REFLEJA demasiado" ;-)

NaCl U2 Yo!