Y llamaba. Fue la época en que abrieron los teléfonos a la participación de los oyentes, crearon un contestador par tal fin, y yo lo usé ampliamente. Hasta creo que abusé. Y también comenzaron con los concursos. Y yo concursé; ¡Vaya que si lo hice! Algunos días varias veces. Varias veces en una hora... Llegué a considerarme adicto.
Luego escribí todo aquello por motivos que más adelante descubriréis y otros que nunca contaré. Me salió un engendro un poco raro pero, como estaba excitadísimo por haber acabado una obra de más de 60 páginas, osé proponerle la edición a la propia emisora. No le veía posibilidades fuera del ámbito de los libros que ellos mismos publicaban. Naturalmente rechazaron la propuesta. (Bueno, a decir verdad, no contestaron)
El manuscrito dormía el sueño de los justos, hasta que descubrí el mundillo de los blogs y, naturalmente, pergreñé un idea. Así que, en un principio, concebí este blog para contar aquellos hechos. De ahí su título.
Pensaba colgar sólo esas historias, pero luego me pareció una soberana pelmada, así que he decidido publicarlas por entregas.
Ahí va la primera.
Tres años llamando a la radio.
Prefacio
Recogiendo el guante
Una tarde, en las Navidades del 2005, escuchaba el programa “Graffiti” cuando Natalia Serrano propuso a los oyentes que llamasen y formulasen su deseo para el año nuevo. Abrió los teléfonos de directo y yo, que llevaba ya unos días caliente con cierto asunto, no podía desperdiciar una oportunidad así. Se trataba de hablar con una notable representación del elenco de Radio Euskadi: Natalia, Iñaki Espiga, Félix Linares... incluso serían testigos los pulpos de la tarde -aunque dudo de que su testimonio fuera admitido en un juicio-; aquella era la ocasión de saldar cuentas, de triunfar o hundirme en la miseria. Medité mi discurso durante un rato y, cuando me sentí seguro, me puse a hacer rellamada como un loco hasta que cogí línea. Me dieron paso, saludé y cuando Natalia me preguntó le solté:
- Mi deseo para el año que viene es que me publiquen un libro.- Ligera sorpresa.
- Sí, - añadí -como he visto que si hablas en la radio es muy fácil que acabes publicando algo, estoy dando el primer paso.- Risitas de los pulpos. (Notables personajes de Radio Euskadi habían publicado por aquellas fechas libros de lo más variado.) Parece que Félix se siente aludido y replica:
- Para publicar algo primero hay que escribirlo amigommrr.. (y prolonga el final de la palabra con una profunda vibración de su portentosa laringe) Touché. Lo admito. No había previsto parada para aquella estocada. Finté sin convicción un -Estoy en ello-, y me retiré deseándoles felices pascuas.
Puede que con afán de revancha, por satisfacer mi vanidad, buscando el dinero, la fama o simplemente porque mis amigos ya no soportaban la escucha de mis batallitas radiofónicas, dos meses después comencé un proceso de reflexión, memoria y tamborileo de teclado que dío como resultado algo que podría llamarse un libro.
Ignoro a dónde me conducirá esta exhibición impúdica de mis miserias.
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