martes, 4 de octubre de 2011

Microrelato 1


Cuando despertó, la rubia despampanante todavía estaba allí, sentada frente a él, en nuestro compartimento. El tipo estaba aturdido y se frotaba la sien donde había recibido el puñetazo. Trató de incorporarse y una sacudida del vagón lo lanzó de bruces sobre el escote de la chica. Ella le propinó un derechazo que lo envió de nuevo grogui a su asiento. Aquel golpe no se lo merecía. Empezaba a darme lástima el pobre diablo. Tantas mujeres en aquel tren, y trata de meter mano a la campeona europea de karate.

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