miércoles, 17 de septiembre de 2008

Raro

Que todo el día sí, que todo el día raro, qué he estado raro todo el día, raro.
No es extraño si piensas, piensas que te piensas, porque has estado solo, casi todo el día solo, y cuando estás solo piensas, qué remedio, o hablas con soldaditos, les pasas el pincel y les hablas, pero yo nunca lo hago, eso ya es volverse loco... o la locura es estar todo el día solo, casi todo el día solo, porque cuando viene el chaval es para decirle lávate las manos que vamos a comer, y hacer la comida y ayúdame a poner la mesa y sí pero es que ahora... y luego quiere ver la tele, que por qué no va a hacerlo si ya ha cumplido en el cole, y ve sus dibujos y tú recoges y es como estar solo, y le preguntas pero está viendo sus dibujos y claro, no contesta o no contesta claro... y luego a jugar a la calle y casi lo agradeces porque así puedes trabajar otro rato y esos cretinos de la radio ponen la vuelta ciclista y tú quieres que hablen, que cuenten cosas aunque sean chorradas porque te acompañan, porque así los soldaditos enmudecen... pero es la vuelta ciclista y pruebas otra emisora y chorradas más gordas, de las insoportables, y quitas y estás raro, solo y raro, pero luego mejor, porque vuelve el chaval y un amigo y ruido y tu mujer y la radio normal y todo a la vez y ni raro ni mejor ni peor: todo, ahora estás todo. Sin tiempo para estar raro. Pero luego, por la noche, cuando te dejan solo, raro, y con un picor muy raro. ¿Serán las sardinas?

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Pues sí... A mi, a veces, me da por hablar con la computadora... Otras vecers, directamente, me hablo a mi mismo... Que es una buena manera de obtener conversaciones inteligentes.