jueves, 11 de septiembre de 2008

No hay respuestas.

Estaba en la oficina y he oído un golpe tremendo. Durante unos segundos he dudado si salir o no, un golpe en un coche, en un contenedor... pero había sonado raro. Cuando he abierto la puerta ya he oído gritar a las de la peluquería mientras se llevaban las manos a la cabeza. Una muchacha yacía en el suelo en una postura imposible. La sangre avanzaba entre las baldosas. Un señor llamaba a emergencias...
Han llegado en un par de minutos. Nada que hacer. Luego la policía... Todos hemos mirado hacia arriba, hacia la azotea.
Aún no hay respuestas. Sólo dolor.

6 comentarios:

Maripuchi dijo...

Un amiguete mío (más que conocido pero tampoco íntimo) hizo lo mismo hace cuatro años...
Es horrible.

Santiago Bergantinhos dijo...

Quizá se cayó.

MiKeL dijo...

Kanif, al borde de la noticia

Anónimo dijo...

Yo ví hacerlo cuando tenía 18 años. El ruido no se olvida.

jose.etxeberria dijo...

Todo el barrio dice que se ha suicidado. Incluso he oído comentar que ya lo había intentado antes. Los comentaristas más activos eran los vigilantes de la OTA. Son las nuevas porteras. La gente no dejaba de llamar por el móvil. Las compañías de teléfonos siempre ganan con las tragedias.
Luego, como si el cielo supiera algo, ha empezado a llover torrencialmente. Ya no queda ni rastro...

Anónimo dijo...

Descanse en paz la pobre.