Hasta hace bien poco yo no acababa de creer lo del cambio climático. Bueno, concretamente hasta hoy.
Llevo mucho tiempo recibiendo información sobre este asunto, como todo el mundo, pero hoy he leído este artículo, razonado y claro, y parece que por fin la certeza ha cristalizado en mi cabeza.
Puede que estemos siendo engañados, tampoco lo descarto, pero si no fuera así se avecinan cambios realmente importantes para la humanidad. Mi hijo me suele preguntar, tras ver las noticias o algún documental de Natura, si vamos a morir dentro de poco. Yo le digo lo que supongo con la información que tengo: A nosotros, por nuestra situación geográfica y económica, no nos afectará mucho y no moriremos por el aumento de la temperatura, ni por la elevación del nivel del mar, ni por ciclones ni tsunamis... pero el cambio será grande. Habrá millones de personas de muchos países del mundo que se verán obligados emigrar o morirán allí. Y nosotros deberemos actuar como países receptores. La inmigración que conocemos multiplicada por 10 ó 20... o quién sabe. Un cambio enorme evidentemente.
Parece que, aunque echemos el freno y la contramarcha a la locomotora del co2, la inercia la arrastrará todavía un buen trecho y tendremos elevación de las temperaturas para un buen montón de años. Algunos especulan con una llamada "Sexta extinción masiva" esta vez provocada por el ser humano. Yo no dudo de que muchas especies de animales y vegetales se extinguirán, pero nosotros seguiremos matándonos diligentemente en todo tipo de guerras mientras dure el proceso.
Llevo el suficiente tiempo aquí como para haberme hecho a la idea de que, en el ser humano, un cambio de mentalidad es imposible, así que serán los hechos con su tozudez, los que nos obliguen a cambiar. Dentro de 60 ó 70 años, tras millones de muertos en hecatombes varias, obtendremos nuestra energía de fuentes limpias y renovables, y el mundo que conocíamos habrá cambiado.
No habrá osos polares, ni corales, ni anchoas, y mi hijo probablemente estará vivo. Todos los que ahora se sientan en las poltronas y toman las decisiones habrán muerto. Yo, que no decido mucho más allá del menú de mi cena, habré muerto también. Pero seguramente lo habremos hecho de viejos, sin demasiados agobios y sin necesidad de desplazarnos a otro país como no fuera por gusto. Ahí está el quiz de la cuestión: va a ser un apocalipsis muy lento y cómodo para nosotros. Tan lento que no nos da ningún miedo. Tan lento que en el fondo nos importa un carajo.
Ah, se me olvidaba: sin embargo, al final vencerá el amor. Por lo menos el día de San Valentín.
4 comentarios:
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Lo que se dice una alegría.
"va a ser un apocalipsis muy lento y cómodo para nosotros"... No lo apostaría (o, al menos, no pondríoa todo mis ahorros en ello)... FInalmente una cosa que tienen los conflictos humanos es esa increible tendencia a expandirse incluso a los salones de sillones apoltronados...
A mí no me parece cómodo. Me parece que la humanidad sufrirá plagas y enfermedades desconocidas. Las conocidas se multiplicarán.
Nuestros hijos, Kanif, lo sufrirán y nosotros también lo vamos a ver. Ésto del cambio climático es como la globalización, va a toda caña... y ya lo tenemos encima.
Este año, estamos a mediados de febrero y aún no ha nevado... y luego, en agosto, hace un frío del carayo...
Y sí, yo pienso que hay que ser drásticos y cambiar actitudes ya.
Yo soy una persona convencida de que hay que consumir lo mínimo posible y así lo hago, lo enseño y demuestro. No tengo ni coche a pesar de tener carnet y familia; mi casa es minúscula... Pero me temo que soy una gota en el océano.
Y sigo convencido de que el proceso, para nosotros, no será muy traumático. Lo que no quita para que me preocupe por los que sí lo sufrirán en sus propias carnes y esté dispuesto a concienciar, acoger y ayudar. Pero si los grandes países y las multinacionales no cambian de actitud poco podemos hacer.
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