miércoles, 14 de noviembre de 2007

Química

Parafraseando a Cortázar: Uds. pensaban que todo iba bien, es decir, que yo no les iba a volver hablar del TDAH; triste equivocación.

Mi hijo toma estimulantes para tranquilizarse. Sí, anfetaminas. Bueno, exactamente para tranquilizarse no, pero tienen el él ese efecto. Equilibran su cerebro. Le centran y entonces su inquietud desaparece. Entonces puede estar quieto, concentrarse en una tarea, sin que la tormenta interna le distraiga, le zarandee de un pensamiento a otro.
A menudo se piensa que un hiperactivo se distrae, responde al menor estímulo exterior, y por eso abandona sus tareas, o no llega a realizar los planes que él mismo a formulado. En cierta medida es así, pero el hiperactivo no se distrae: el hiperactivo es distraído. Su cerebro le distrae; se distrae a sí mismo. La incapacidad de regular su atención, de fijar y centrar su pensamiento, le hace divagar. Y producir ocurrencias. A menudo el hiperactivo produce ideas a tal velocidad que no puede llegar a completar ninguna. Muchos tienen un habla imprecisa, entrecortada, sin frases completas. Y la tienen por la incapacidad de elegir una sola idea y expresarla de una vez, o la dificultad para elegir una forma para expresar la idea que tienen en la cabeza.
A veces depende del día, o de cómo haya dormido la noche anterior, y sobre todo de cuánto le atraiga la tarea, de cuanto le estimule, se hiperconcentra. La misma dificultad que le impide regular su atención hace que, a veces, esta sea excesiva, obsesiva con algún asunto. Y entonces es capaz de trabajar con asombrosa velocidad y precisión, a un ritmo endiablado, y con una gran calidad. Y si tratas de distraerlo, o le impones la finalización, estalla. Surge el conflicto.
Sin embargo, otras veces, después de un buen rato concentrado en una tarea estimulante, y disfrutando de ella, sin saber por qué, surge el desánimo. La tarea repentinamente deja de tener interés para él. Es como si un interruptor se apagase en su cerebro. Y da igual que falte poco para terminar, que sea una pena dejarla ahí, que el objetivo esté a punto de ser cumplido... el hiperactivo no puede seguir. Su capacidad de concentración se ha agotado.

Yo lo sé porque mi cerebro también opera así.

Por ejemplo ahora, si bien es verdad que no sé si iba a terminar alguna tarea o llegar a un lugar concreto, he perdido el interés, y cualquier reflexión que añadiese sería forzada. Así que voy a dejarlo aquí.
Sin embargo os enlazo una entrada al blog de un tipo que habla del asunto, y que promete (y no cumple) adentrarse en el proceloso mundo de la química.
Agur.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

es verdad lo que dice se nota que no ha aprobado la EGB que lee demasiado pero no asimila.La pena que no escuche ni lea a Federico, no lo entendería.Lo que dice Cesar Vidal le debe sonar a chino, es más facil apuntarse al maniqueismo iletrado de los progres.

jose.etxeberria dijo...

Ignoraba que Cesar Vidal hubiera tratado este tema... aunque claro, es posible que lo haya hecho en alguno de los 50 libros que habrá publicado esta semana.
Y Federico seguro que de psiquiatría también sabe un rato...

Necio Hutopo dijo...

Lo que yo comentaría es que...

Epa, que bonita mosca...

Mierda con las cualidades de los micromecas...

Qué estaba yo diciendo?

garib dijo...

Oye, cada vez que entro en un blog y alguien habla de maniqueísmo para luego calificar a todos los progres con un único adjetivo, es que me parto de risa ante la incoherencia de algunos para plantear argumentos. Si acabar la EGB significa eso, más vale que no la hayas acabado ;)

Oye, kanif, no sé si lo has explicado en algún otro sitio, pero ¿cómo se puede diagnosticar lo del TDAH? Porque, sin hacer broma alguna, los síntomas parecen más habituales de lo que uno supondría.

Kanif Beruna dijo...

Realmente he respondido a ese anónimo porque soy nuevo en esto y me hacía ilusión tener un trol.
El TDAH se diagnostica en los niños mediante observación del sujeto por parte de un especialista (en nuestro caso psiquiatra infantil), entrevistas a los padres, y pruebas de atención, test, cuando en ñino ya tiene una cierta competencia en lectoescritura.

En este artículo hablan del asunto. hay muchos más en todo la web.
http://www.tda-h.com/Diagnostico.htm

Los síntomas son habituales y presentes en todas las personas,ya que el trastorno sólo es una cuestión de grado. Todos mostramos cierta inquietud y falta de atención, pero, si el grado es tal que impide desarrollar un correcto aprendizaje o las actividades diarias, se convierte en trastorno.
Esa es la razón por la que mi hijo sigue tratamiento; porque su inquietud le estaba impidiendo desrrollar un aprendizaje normal. Y por supuesto, sus profesoras nos lo decían.
Cuando tu hijo pasa de agarrarse a los marcos de las puertas para no ir a la escuela, a decirte que le gusta mucho ir, sabes que estás haciendo lo correcto.

Anónimo dijo...

Chapeau, Kanif!!!
(Y no apruebes la EGB nunca, a ver si te nos vas a volver intelestual)
Un abrazo

MiKeL dijo...

Vaya! Va a ser eso de lo que estoy aquejado desde siempre. En este mundo loco de la Internet yo lo había llamado procrastinación, es decir, soy un procastinador nato.

Mira lo que pone la Wiki:

La procrastinación es la acción de procrastinar, es decir, de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables. Este término proviene del latín pro- (adelante) y crastinus (relacionado con el mañana).

Ya sé que no es el TDAH pero visto desde fuera se le parece. Por cierto, a mí tu hijo me pareció un chaval muy majo y muy despierto. El que me preocupó es el padre ;-)