A veces nos encontramos así.

Tengo una debilidad, no la puedo ocultar, la llevo en la mirada, como decía Machín. Debilidad general, dolor de cabeza, aturdimiento... espero que sea la gripe. O mi débil psiquis, que ya me la conozco. El caso es que no levanto cabeza.
Y no estoy deprimido al comprobar que mi bitácora no cumple ninguna de las claves para ser un blog de éxito, no... Ahora resulta que hay que tener éxito también en esto. Y dicen que utilicemos los anuncios de forma inteligente. La única forma inteligente que se me ocurre es no utilizarlos.
Ni tampoco por no haber estado allí, (perdóneme Maripuchi, estoy débil en más de un sentido) Por un momento me he imaginado en una playa rodeado de tanta belleza y me ha entrado un escalofrío... va a ser la gripe.
Ni por el tiempo revuelto de aquí ni el de Myanmar, donde la gente del espíritu a decidido dedicarse a cosas mundanas. (Tienen todas mis simpatías)
No, esto no tiene causa exógena. ¡Joé! ¡Si hasta he encontrado el reloj que había perdido hace unos días!
Lo que pasa es que no toso, ni tengo mocos, ni me duele la garganta, así que no tengo ninguna excusa para ir al médico. Recuerdo una vez que fui por un malestar difuso que me incordiaba desde hacía días, y el médico después las preguntas de rigor, de auscultarme y todo eso, no encontró signos de enfermedad y me dijo lacónicamente: - A veces nos encontramos así.

Confieso que casi me indigné. Entonces no supe ver la sabiduría que encerraba esa frase. "Nos encontramos así." ¡Claro! Estos bajonazos nos sirven para "encontrarnos."
Si nos explicasen esto desde pequeños quizá no nos preocupásemos tanto.
Así que ya estoy más tranquilo; seguramente me estoy buscando, o la gripe me ha encontrado