lunes, 24 de septiembre de 2007

Tres años llamando a la radio.

Cap. 4

Apoteosis triunfal



He reservado este capítulo entero para contar mi participación en un solo concurso. Estoy seguro de que los hechos que aquí describo serán recordados por muchas personas, pues fue mi actuación más pública y notoria, en una época de acontecimientos relevantes para gran parte de los oyentes; sin embargo subyacen en la historia cientos de detalles minúsculos, casi íntimos, que creo merece la pena sean contados. Vamos, ¡Que me muero de ganas de hacerlo!

En el otoño del 2004 Radio Euskadi estaba desmelenada proponiendo concursos; desmelenada como un león furioso; como los leónes de San Mamés, ¿me seguís el hilo? El Athletic se había clasificado para la copa de la UEFA y el siguiente partido se disputaría en Bélgica, contra el Standard de Lieja. Se estaban organizando viajes para asistir al acontecimiento y la emisora no quiso ser menos. A bombo y platillo anunció su concurso estrella de la temporada: Se trataba de crear un grito o cántico de apoyo al Athletic y el premio sería un fantástico tour por Centroeuropa, con final en Lieja y entradas para ver el partido. Se podía concursar por e-mail, a través de los foros y, por supuesto, dejando un mensaje en el “teléfono del oyente”.

Al instante comprendí que éste era un concurso diseñado para mí. Más tarde caí en la cuenta de que yo no era de Bilbao, ni del Athletic, ni aficionado al fútbol... pero bueno... esas condiciones no se mencionaban en el anuncio. Además el programa de deportes de la emisora organizaba otro concurso de preguntas sobre el Athletic con un premio similar y decidí dejar ese para los hinchas del equipo.

Me puse a cavilar un ratito y se me ocurrió un grito de apoyo para lanzar desde la grada: - ¡ATHLETIC, EN LIEJA, LA COPA DE LA UEFA! Me pareció sonoro y plausible, y lo dejé grabado en el contestador.

Al día siguiente emitieron en “Boulevard” una muestra de los gritos de apoyo recibidos, y realmente había de todo, incluyendo estrofas cantadas de cierta longitud. No había límite de cantidad para la muestras que cada concursante quisiese dejar, ni límite de extensión de las mismas, ni límites en cuanto a melodías... vamos, que no había límites. Y eso es algo que a mí, personalmente, me estimula.

Me lancé al día siguiente con un cántico más largo y elaborado, al modo de una “Alegría” gaditana. Decía así:

Tirititran, tran tran,

tirititran, tran tran,

tirititran, quitran quitran

tirititran tran tran tran tran.

( Esto, para los que no sepan de cante, es la salida típica de las alegrías.)

Para animar al Athletic

nos “vamo” a ir hasta Lieja,

para animar al Athletic

y su segura victoria

nos acercará a la UEFA.

Nos acercará a la UEFA

la victoria del Athletic.

Cuando emitieron una muestra de los cánticos recibidos, mi Alegría no estaba entre ellos, pero ya se notaba claramente una evolución desde la simples frases de aliento, a estrofas más largas con melodías variadas. La gente se estaba calentando con la escucha de las obras de otros concursantes y la cercanía del fin del plazo. La gente se estaba calentando y yo estaba ardiendo. Me estrujé las meninges y decidí apostar por algo rompedor. Sería mi última aportación. Tomé lápiz y papel y escribí este rap:

Somos el Athletic, somos los leones,

tú sabes que tenemos bien puestos los pantalones.

Nos vamos hasta Lieja y con tu apoyo

nos vamos a traer la copa de la UEFA.

La victoria es nuestra y no es coña,

porque nos ayuda Amatxu de Begoña.

(Y luego continuaba con sonidos vocales del tipo: Wiki, wiki, wiki...)

Esta sí la emitieron, entre otras piezas notables, y la cosa quedó a la espera de resolución. Dos días antes del fallo me llama Iñigo Lejarza del ”Boulevard”, y me dice que estoy entre los tres finalistas con el rap, que les ha gustado mucho, y comenta que también escuchó el flamenco y las otras cosas. Termina diciéndome que me mantenga localizable el día del fallo. Yo ya estaba como una moto. En lo único que pensaba era en tener cargado el móvil.

Llegó la mañana del día esperado, llegó Almudena, llegó el “Boulevard” y en él anunciaron que un juez imparcial del mundo de la música, elegiría entre los tres finalistas. Y para abrir boca emitieron los tres cánticos de apoyo. Uno era una sola frase que una señora lanzaba desde el corazón; otra era una canción bastante larga, cantada por un varón al estilo de las bilbainadas, y la otra era mi rap.

La bilbainada me intimidó un poco. Era larga, trabajada, estaba bien interpretada... y sobre todo ¡era tan bilbaína! Ya sólo quedaba esperar. Mi móvil estaba cargado y mis nervios también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo aquella bilbainada, la usaron para una promo de la casa. Estaba currada. Y también recuerdo tu rap. NO estaba nada mal tampoco. Recuerdo también la resolución del conflicto... digoooo, del concurso, pero no la voy a desvelar que veo que te reservas el final para otro post. Ni Hitchcock...