jueves, 13 de septiembre de 2007

Tres años llamando a la radio.

Disponía de dos semanas para meditar y me lo preparé a conciencia. Lo pensé, lo escribí, lo ensayé y requeteensayé hasta que me harté... y cuando llegó el día lo solté. Se trataba del ruido del Focker DR1 del Barón Rojo cuando le falla el motor en pleno vuelo. Un poco rebuscado, sí, pero ya os he dicho que fui a darlo todo. Lamentablemente ese ruido no se puede transcribir; habría que haberlo oído... ¡Y gané!¡ Para mi sorpresa gané! ¡Y el regalo era verdaderamente fabuloso! ¡Una cámara de fotos digital con impresora! Os podéis imaginar mi alegría. Me sentía muy agradecido y así lo expresé. Realmente habían sido muy generosos.

Y también lo fueron semanas después cuando se me ocurrió darle un ángulo nuevo a mi participación en el concurso. Aprovecharía su emisión en directo para colar comentarios que, de otro modo, podrían ser filtrados en el “Teléfono del Oyente.”

Sucedió el mes en que Pablo propuso inventar un superhéroe y describir su ropa y sus poderes. Le di un poco al magín y, empeñado en la búsqueda de algo original, (que tantos problemas me ha acarreado en la vida) decidí matar dos pájaros de un tiro. Inventaría un superhéroe y además criticaría el aumento del tiempo de publicidad en los programas de la emisora, así como la repetición hasta la saciedad de sus “jingles” chirriantes. Me lo escribí en un papelito, pues no quería dejar nada al albur de mi débil memoria, e hice uso del móvil en el momento adecuado. La participación se desarrolló como sigue:

-Tenemos al otro lado a Jose de Donostia. Hola Jose, ¿qué tal?- Almudena. Y Pablo:

- Hola Jose ¿cómo estamos?

-Bien, bien... - Yo solía tener la cabeza en el parlamento que pensaba soltar y contestaba como un autómata.

-Bien, bien Jose, que superhéroe nos vas a describir.- Dijo Pablo, chistoso. Y mirando al papelito solté:

- Mi superhéroe es Publiceitor. Viste una ropa con estampado de anuncios. Con los calzoncillos por fuera pero también estampados de anuncios... la capa con anuncios y todo así...

- Ya... Publiceitor.- Leve perplejidad en Pablo. –Y ¿qué poderes tiene?

- Su superpoder es el ataque de “jingles”. Te chilla... (y empecé a soltar una retahíla de cancioncillas de anuncios en plan ametralladora, levemente alteradas para que resultasen más cómicas, que no transcribiré aquí puesto que los anunciantes todavía se promocionan en la emisora.)...hasta que acabas con la cabeza como un bombo...

Oscar Terol y Almudena reían cuando yo aún no había concluido.

-...y así se libra de sus enemigos.-

-Muy bien, Publiceitor, lo apuntamos.-Pablo

-Gracias por participar, Jose, un abrazo.- dijo Almudena, y yo me despedí cordialmente.

Ese viernes quedé finalista con ese superhéroe, incluso creé una tendencia con la terminación en –eitor- que se repitió en varios superhéroes más durante el mes. Pero de lo que mejor me acuerdo es de la llamada de Almudena al acabar el programa.. Me recordó que había ganado un revelado de fotos en el establecimiento del patrocinador, que era finalista para el último viernes del mes... pero luego preguntó: - ¿De verdad crees que hay demasiada publicidad en nuestros programas?- Y yo me explayé respondiéndole con todo lujo de detalles.

Para mí saber que el mensaje realmente había llegado era el mejor de los premios. A partir de ese día dejé de concursar por el estímulo de las ganancias materiales... pero seguí concursando. ¿Por qué lo hacía? Observado ahora, con la debida distancia, creo que lo hacía simplemente buscando el reconocimiento. El saberme escuchado y quizá comprendido.


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