Acabo de escuchar en la radio, algún día diré en qué emisora, una receta para hacer guacamole. Se trata de un puré con aguacate, eso es de dominio público, y además la receta no era nada del otro mundo; lo sorprendente ha sido la recomendación del cocinero para que la pulpa del aguacate no se oxide y pierda su hermoso color verde: debemos mantener el hueso del aguacate cerca de nuestro guacamole. Ni siquiera en contacto; bastará con que esté cerca, para evitar que nuestro plato se ennegrezca. Sorprendente, ¿no?. Inmediatamente ha venido a mi cabeza la receta para el Dry Martini de un irremediable cronopio al que un día nombraré: "Hágase en presencia de una botella de Martini" comenzaba, y luego detallaba la forma de añadir la ginebra, el hielo y cómo agitarlo.
Debo reconocer que esta manera de influir en algo, sin tan siquiera tocarlo, que antes me parecía una superchería absurda, ha comenzado a interesarme, y más tras haber hojeado últimamente algún que otro libro sobre física cuántica, que más parecen psíquica que física.
Prometo indagar en este asunto y contar lo que descubra, en futuros escritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario